
Hace ya más de 25 años, cuando el despegue turístico del Levante español, volvían a Asturias algunos profesores que habían pasado su primer destino en Denia o Benidorm. Y se quejaban de que no había manera de hacer estudiar a los chavales, porque ellos, decían «para qué voy a estudiar, si mi padre no sabe hacer la O con un canuto y es millonario». Aquello se me quedó grabado. Desde entonces sigo estos procesos. Veo que en Asturias los hijos de los mineros, desde Langreo a Cangas de Narcea, sacan menos títulos universitarios que en los años 60 del pasado siglo. Pregunto a los maestros de Andalucía y me dicen que los niños se contentan con vivir con el subsidio y el plan de empleo rural (PER), como sus padres. En pueblos de Castilla observo que hay grupos de jóvenes «yeseros» escapados del instituto a la primera de cambio. Se compraron coches fastuosos y ahora están en el paro. En los Emiratos Árabes nadie tiene que trabajar, el Estado cubre todas las necesidades y los niños y jóvenes lo pasan bien, pero no estudian en absoluto. Más del 80% de los dirigentes de empresas y altos ejecutivos del Estado son extranjeros.
Desde la izquierda siempre se había dado por cierto que la enseñanza era la base del ascenso social y que los ricos mantenían cerradas las puertas del saber a los pobres. Pero la realidad actual nos enseña que el problema es más complejo. Me pregunto a quién vana echar la culpa estos jóvenes de los países ricos que carecen de la preparación suficiente. Porque han tenido todas las oportunidades del mundo y sólo tienen que mirar al Mediterráneo para ver las pateras y medir diferencias. También pueden fijarse en las mujeres, sus compañeras de instituto, y preguntarse por qué estudian mejor que ellos, por qué arrasan en algunas carreras y qué les mueve a mantener tal actitud. En muchas familias las chicas vana tener un nivel humano y social superior al de sus hermanos varones. Resulta también evidente que la sociedad de consumo nos invita de continuo al placer y la diversión, y argumenta que debemos vivir en el horizonte de cada día, porque papá Estado nos protege de cualquier evento adverso que pueda acontecernos en el futuro. La televisión nos hace creer que los casos singulares son perfectamente normales, porque si Bisbal triunfa y Letizia es princesa, también me puede tocar a mí, piensan ellos y ellas.
Voy sacando de estos pensamientos algunas conclusiones, todas muy obvias. La primera, que es necesario estar con los niños desde pequeños, estimularles y cuidar su desarrollo intelectual. La segunda, que se debe estar por las tardes con los niños y acompañarles en deberes y actividades. La tercera, que la cultura que se quiere transmitir a los niños debe ser vivida por los padres, pues el ejemplo de los padres resulta decisivo. La cuarta, que podemos y debemos liberara los niños de excesos del consumismo, cuidando de no satisfacer caprichos ni andar por la senda del derroche. La quinta, que ya no basta con decir a los adolescentes y jóvenes que estudien y se formen para temer el día de mañana un trabajo digno y bien pagado, un curro como se dice en el viejo argot obrerista. Hay que poner de relieve nuevas motivaciones. Como hoy en día es bien cierto que la correlación entre estudio y éxito económico se ha vuelto más dudosa y conflictiva que nunca, la verdadera motivación para el estudio acide en la propia persona. El estudio es necesario para ser persona humana plena, para ser ciudadano consciente, para gozar de tantas maravillas como la naturaleza nos ofrece y los propios humanos han ido creando a lo largo de los siglos. El estudio es llave para una vida humana de calidad, muy por encima y mucho más allá del famoso curro del buen currante.
Uno se queda pensando las cosas que nos dice Samaniego y no encuentra la manera de refutarlas, es más, creo firmemente en lo que dice, pero sobre todo en como lo dice y lo justifica.
¿Seremos del gremio y eso nos asemeja?.
Me temo que más de un "Bachiller" debería leer de manera reflexiba estas notas que aparecen en la prensa local del 7 de enero del presente , incluso más de un progenitor.
¡¡¡Gracias Sama!!! como siempre.
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es una interesante discusion. y esta muy bien lo q decis.
ResponderEliminartambien hoy en dia los jovenes se educan fuera de la escuela o siempre fue asi. tal vez ese sea el problema, la escuela. mas atractivo seria estudiar lo q ellos quieran guiados por profesores, sin evaluaciones.
Hola, me he pasado por tu blog y curiosamente veo una noticia sobre la que me gustaria comentar :).
ResponderEliminarEstoy perfectamente de acuerdo con las partes que has puesto, hasta llegar a la quinta:
"-(...) que ya no basta con decir a los adolescentes y jóvenes que estudien y se formen para temer el día de mañana un trabajo digno y bien pagado(...)"
Pese a que aqui estoy en parte de acuerdo, (por mi edad, sé que cuando a uno se le dice, se tiende a ignorar :D), tambien veo que esta parte podria... "modificarse", por decirlo asi, para conseguir sacarle provecho.
Efectivamente, a la mayoria de adolescentes con decirles eso por un oido les entra y por otro les sale, pero si les ponemos una causa distinta, no sé, en vez de "sufre ahora y goza después", que no siempre ocurre y precisamente, sin ir mas lejos, se ve por los medios de comunicación.
Creo que se podria cambiar la frase para hacer entender que, cuanto más se progrese en los estudios, por una parte, más claro se tendrá lo que a uno se le da bien y mal, pudiendo elegir mejor, y que, con un poco de suerte, el alumno se fijará en que esos conocimientos le sirven en su vida, y entonces si que se animará a continuar estudiando (bueno, al menos teoricamente :D).
¡Un saludo!