sábado, 17 de abril de 2010

El Jabato. Por Manuel López.




En 1958, se publicó el primer número de una nueva colección, lanzada por la Editorial Bruguera:

El Jabato. Fue una mas que agradable sorpresa y enseguida nos sentimos subyugados por el personaje.

De las muchos tebeos por entregas, es decir esos tebeos que no llegaban al lector en una obra completa, sino por capítulos en el Típico cuadernillo de 10 páginas, que se publicaron en nuestra posguerra, mereció especial aceptación El Jabato de V. Mora al guión y F. Darnís al dibujo.

Aunque El Jabato, puede ser considerada como una obra menor frente la inmensa popularidad de otro personaje que se publicaba por los mismos años: El Capitán Trueno, no es ni mucho menos una obra inferior, todo lo contrario. Incluso me atrevería a decir, que en algunos aspectos es superior a ésta.

Nuestra posguerra fue una etapa difícil y contradictoria del arte y la cultura en España, y ello desde una perspectiva interdisciplinar que no eluda la interrelación de los diferentes campos de la creación.

Analizando la historia de la historieta española, vemos claramente como hay un surgimiento de autores españoles durante los años 40/60. Con anterioridad el mercado español de tebeos se venía manteniendo, mayoritariamente, con producciones de otros países.

El tebeo que aquí recordamos reproduce todos las virtudes (y los vicios, que también las tiene) constantes en el tebeo de la época. No obstante El Jabato supuso un soplo de aire fresco para el lector, aunque ciertamente el argumento no resulte realmente complejo, ni el autor tuvo intención de que lo fuera, Víctor Mora construye esencialmente un gran divertimento plagado de absoluto dinamismo. Si las ideas no son especialmente profundas o renovadoras (salvo deliciosas excepciones), el interés no decae gracias a la celeridad a que se suceden los acontecimientos.

A pesar de que algunos puristas sientan un escalofrío al oír estas palabras, la historieta es un arte con todas las de la ley, y por tanto sujeto a todos los lineamientos que puede tener uno de ellos. La historieta, como arte serial, le debe mucho al cine, por lo que no debe de resultarnos extraño que muchos de sus géneros guarden mucha similitud con los originados del séptimo arte. Las formas que puede adquirir el arte de las viñetas son las siguientes, sin seguir ningún orden específico.

Como ha pasado con todas las manifestaciones en serie del arte humano (cine o literaturas, por ejemplo), los tebeos se fueron segmentando en diversos géneros, cuya única diversificación se debió pura y exclusivamente al interés popular. Digamos que los principales géneros fueron: románticas, western, guerra, detectives, agentes secretos, terror, ciencia-ficción, de romanos y el medievo. Y es muy probable que cualquier persona, interesada mínimamente por la literatura de tales géneros hayan leído alguna vez uno de estos tebeos.

Estos son los géneros básicos, de los que se desprenden a su vez tal cantidad de subgéneros, que sería imposible listarlos a todos. Por otro lado, generalmente las historietas se clasifican por el aspecto que más domina en ellas, pues es muy raro encontrar una obra "pura". En El Jabato, por poner un ejemplo, es una de las grandes obras de nuestra historieta, al narrar sus aventuras cuenta con una gran cantidad de tintes de ciencia-ficción.

Convengamos que en su gran mayoría (no conviene generalizar) la calidad de los tebeos dejaba mucho que desear. Esto es lógico, en vista de que eran productos en serie, y que sus autores no intentaban realizar ninguna manifestación artística (afortunadamente tampoco tenían pretensiones de ese tipo).


En 1958, se publicó el primer número de una nueva colección, lanzada por la Editorial Bruguera:

El Jabato. Fue una mas que agradable sorpresa y enseguida nos sentimos subyugados por el personaje.

De las muchos tebeos por entregas, es decir esos tebeos que no llegaban al lector en una obra completa, sino por capítulos en el Típico cuadernillo de 10 páginas, que se publicaron en nuestra posguerra, mereció especial aceptación El Jabato de V. Mora al guión y F. Darnís al dibujo.

Aunque El Jabato, puede ser considerada como una obra menor frente la inmensa popularidad de otro personaje que se publicaba por los mismos años: El Capitán Trueno, no es ni mucho menos una obra inferior, todo lo contrario. Incluso me atrevería a decir, que en algunos aspectos es superior a ésta.

Nuestra posguerra fue una etapa difícil y contradictoria del arte y la cultura en España, y ello desde una perspectiva interdisciplinar que no eluda la interrelación de los diferentes campos de la creación.

Analizando la historia de la historieta española, vemos claramente como hay un surgimiento de autores españoles durante los años 40/60. Con anterioridad el mercado español de tebeos se venía manteniendo, mayoritariamente, con producciones de otros países.

El tebeo que aquí recordamos reproduce todos las virtudes (y los vicios, que también las tiene) constantes en el tebeo de la época. No obstante El Jabato supuso un soplo de aire fresco para el lector, aunque ciertamente el argumento no resulte realmente complejo, ni el autor tuvo intención de que lo fuera, Víctor Mora construye esencialmente un gran divertimento plagado de absoluto dinamismo. Si las ideas no son especialmente profundas o renovadoras (salvo deliciosas excepciones), el interés no decae gracias a la celeridad a que se suceden los acontecimientos.

A pesar de que algunos puristas sientan un escalofrío al oír estas palabras, la historieta es un arte con todas las de la ley, y por tanto sujeto a todos los lineamientos que puede tener uno de ellos. La historieta, como arte serial, le debe mucho al cine, por lo que no debe de resultarnos extraño que muchos de sus géneros guarden mucha similitud con los originados del séptimo arte. Las formas que puede adquirir el arte de las viñetas son las siguientes, sin seguir ningún orden específico.

Como ha pasado con todas las manifestaciones en serie del arte humano (cine o literaturas, por ejemplo), los tebeos se fueron segmentando en diversos géneros, cuya única diversificación se debió pura y exclusivamente al interés popular. Digamos que los principales géneros fueron: románticas, western, guerra, detectives, agentes secretos, terror, ciencia-ficción, de romanos y el medievo. Y es muy probable que cualquier persona, interesada mínimamente por la literatura de tales géneros hayan leído alguna vez uno de estos tebeos.

Estos son los géneros básicos, de los que se desprenden a su vez tal cantidad de subgéneros, que sería imposible listarlos a todos. Por otro lado, generalmente las historietas se clasifican por el aspecto que más domina en ellas, pues es muy raro encontrar una obra "pura". En El Jabato, por poner un ejemplo, es una de las grandes obras de nuestra historieta, al narrar sus aventuras cuenta con una gran cantidad de tintes de ciencia-ficción.

Convengamos que en su gran mayoría (no conviene generalizar) la calidad de los tebeos dejaba mucho que desear. Esto es lógico, en vista de que eran productos en serie, y que sus autores no intentaban realizar ninguna manifestación artística (afortunadamente tampoco tenían pretensiones de ese tipo).

Recorrer, hoy, las páginas, los textos de El Jabato es encontrase inmerso en un relato de aventuras repleto de magia. El dibujo de Darnís se adapta como un guante de goma a la historia, a su guión, proporcionándole a la puesta en página todo el atractivo que un dibujante puede ser capaz. Donde Darnís se muestra más vigoroso es en el ritmo narrativo, que como de costumbre en el autor, aparece como impecable, y la acción se dosifica con sabiduría.

Uno de esos "olvidados".

Desde que su firma comenzó a aparecer pronto se hizo familiar a sus lectores. En cambio, los estudiosos (que surgirían más adelante), inexplicablemente eligieron ignorarlo... Darnís terminó siendo uno más de esos "Grandes Olvidados" que la injusticia humana, o algún inescrutable designio del destino, relega a una oscuridad incompatible con sus méritos. Creador de sueños en otros tiempos menos cínicos, nos ha legado una obra singular, irrepetible y tan reacia a la clasificación del erudito como al olvido de su legión de incondicionales. Hay autores que gozan de una reputación de “artista” en toda regla, mientras que el trabajo de Darnís no pasa de ser reconocido como una aportación artesanal.

En el Jabato, Darnís narra tan eficazmente, sin necesidad de textos, que quizá se echen de menos más silencios y planos generales útiles como pausa en esta historia. Esta obra soporta magníficamente el paso del tiempo, es un tebeo aún vigente, siempre fresco.

El Jabato es a esta altura objeto de culto para todos aquellos que adoramos el auténtico tebeo, aquél que nos entretiene, nos divierte y nos hace pasar un buen rato. Naturalmente se trata de un producto catalogado como subproducto por los exegetas del séptimo arte (los "entendidos" que idolatran los tremendos ladrillazos que cuanto más absurdos e incomprensibles mejor). Por supuesto a nosotros nos importa un bledo la opinión de éstos. A un tebeo no le pedimos que nos sumerja en profundas reflexiones sobre la ontología del ser, sino algo mucho más difícil: Que nos entretenga. Sea como fuere, lo cierto es que los tebeos (o las historietas) de El Jabato tuvieron al menos en su día una tremenda popularidad.

A pesar de los aspectos positivos que pueda tener el tebeo actual, que los tiene, uno no puede por menos que añorar aquellos viejos tiempos en el que leíamos un tipo de tebeo que sin pretenciosidad alguna, configuro un lenguaje propio a la hora de contar historias.

Sirvan estas líneas como homenaje a la frescura y modernidad que aún hoy mantiene El Jabato para el aficionado

A partir de 1970, el Tebeo Clásico Español pierde fuerza de convocatoria para el público. Llega la televisión y la imagen acorrala a la narrativa impresa. Los viejos autores encaminan su trabajo a otros medios y los sueños se sirven a domicilio a través de una pantalla de cristal. En adelante los antiguos tebeos amarillearán sus páginas solamente en los anaqueles de la nostalgia.

Es también en esta década. cuando los editores españoles homologan sus formatos con el resto de Europa y desaparece el típico cuadernillo (17 x 24). Con él se cierra la etapa histórica más larga e interesante de los tebeos españoles.

M. López

NOTA:
Me queda colocar correctamente las imágenes y los enlaces, no pienso hacer otra cosa en la bitácora hasta ver hermoso y reluciente este aporte de nuestro amigo Manuel. Pero veo que no logro sacar el tiempo necesario y algunos de vosotros reclaman sus colaboraciones, no puedo tener el texto oculto más tiempo en espera de esas imágenes.
.

2 comentarios:

Chusastur dijo...

Gracias Manuel.

Este tema sabes que está en nuestra cabeza desde nuestra infancia y por el cuidado que mi padre (q.e.d.) puso en hacérmelo llegar al corazón.

Con mi hijo estamos repitiendo el esquema, a la vez una hija de una buena amiga también está en ello, se cambian cuentos y libros, en este caso Pelayo le pasa el Jabato y ella los libros de "los cinco".

Todo un descubrimiento las cosas que Carolina atesora de su infancia.

Gracias a los dos y un abrazo para ambos.

Juls dijo...

Genial artículo, yo me atreví a hacer una sesuda y objetiva comparación entre los personajes del Jabato y el Capitán Trueno, a ver qué te parece:

http://frikisinside.blogspot.com/2010/01/yo-estoy-con-el-jabato-hitos-del.html

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