ARIZONA
Ficha TécnicaArizona (S. de Aventuras) 1959 Dibujo: Armando Guión: Varios: (R. Acedo, B.Bañolas, Sesén, Retamosa) Editorial Toray – 41 números 17x24
Es y ha sido una constante en la historia de las imágenes en nuestro país, no valorar, por no decir ignorar, los trabajos de una serie de autores que merecerían un reconocimiento superior al de otros muchos mas encumbrados. |
Este es sin duda el caso de Armando quién desde que se hiciera cargo de Jeque Blanco (1951), en sustitución de Laffond, pasando por Mendoza Colt (1955), donde también sustituyó a Martín Salvador, hasta la realización de Arizona (1959), demostró, sin casi altibajos, una regularidad que no era lo habitual en la mayoría de los dibujantes de la época dado el sistema en que estaba basada la industria del tebeo, que exigía resultados pero no estética. Las exigencias industriales solo pedían al dibujante un determinado número de páginas e unos plazos y condiciones previamente fijadas. En estas condiciones tan poco propicias para el lucimiento artístico, Armando, y eso es obvio, mantuvo un nivel más que digno, destacando, de manera sobresaliente, en la ambientación y el dibujo del caballo. Los caballos de Armando son estilizados y esbeltos, adoptan características propias del hermoso caballo árabe.
Los trabajos de Armando resultan fáciles a la hora de su estudio, basta dejarse llevar por la vía de la contemplación lenta y cuidadosa. Asomándonos a sus trabajos encontramos armonía y orden, un dibujo agradable en el que la dinámica en la planificación y en el montaje, sobre todo en las escenas de movimiento, logra establecer una intensa dinámica secuencial. La aportación de Armando al tebeo nacional no ha sido todo lo valorada que merecía. Armando nos da en esta serie una versión un tanto idealizada del viejo Oeste americano consiguiendo una brillantez inusitada, tanto en el aspecto gráfico de fondos como en el de la ambientación. En este escenario galopan Arizona y su fiel acom- |
pañante Dinamita. Arizona es el prototipo de héroe tradicional. Es un jinete errabundo, no tiene misterio, sus aventuras no parecen increíbles, no resultan inverosímiles. El tema de la colección no tiene nada de novedoso y original, casi podría resumirse diciendo que la llegada de nuestro protagonista, cumple decisivamente con la pacificación de un grupo revoltoso que lleva en vilo la tranquilidad de una comunidad. Hay largas cabalgadas, luchas, secuestros, persecuciones, elásticos saltos, tiroteos, muertes, etc.
La presentación de las aventuras de Arizona y su inseparable Dinamita en un episodio completo, que evidentemente limitan su acción y desarrollo, es donde, paradójicamente, nos encontramos inmersos en la inmensidad del salvaje Oeste con todos sus tópicos novelescos, consiguiendo aparte de un impactante realismo, en que el forastero, en este caso nuestros protagonistas, sigan siéndolo y a ser posible que se marchen con su caballo a otra parte, es siempre la historia que vuelve a ser contada con escasas variaciones entre galopadas, disparos y estampidas. Pero había que saber desarrollarlo y llevarlo a buen término. Y Armando supo hacerlo.
En lo que se podría denominar segunda parte de la serie, en su nº 24, se inician las nuevas aventuras de nuestros protagonistas donde la acción será continuada en varios episodios. Estas nuevas aventuras nos trasladan a Méjico, donde Arizona y Dinamita colaboran con Juárez en su lucha por la liberación de Méjico contra Maximiliano, sin que lo que se nos cuenta, tenga relación alguna con los hechos históricos acaecidos en la lucha de los mejicanos por la independencia de su país. Finalizada la aventura de Juárez y Maximiliano, nº 30 de la colección, la serie da un giro hacía la aventura fantástica, con ciudades perdidas y tesoros ocultos, elejándose de los escenarios que configuran la mítica del western, así hasta la finalización de la colección en su nº 41. |
En resumen una historieta entretenida, cuya principal virtud es la honestidad y el respeto al lector y en la que los caballos de Armando son lo mas sobresaliente y gratificante de la saga.
Resulta evidente que en Arizona los aciertos de realización superan, en mucho, a los del guión, es desde luego el arte personal de Armando con el movimiento que emanaban sus caballos y con el “punch” de la acción narrada, lo que mereció catapultar a esta serie hacia unas más elevadas esferas de popularidad.
Manuel López
(Dibujos Olalla)
A todos cuantos amamos aquellos entrañables cuadernillos de posguerra, se nos ha venido repitiendo una y otra vez que el tebeo, en la época franquista, fue en su mayor parte mediocre, silenciándosenos que también lo fue cualquier manifestación cultural que se me señale y es que el truco no es otro que el de perspectiva crítica.
A falta de una iniciativa institucional, que es la que debiera hacerse cargo de la tarea, por mi parte quiero ir recuperando algunas obras y autores que forman parte de la historia de nuestros tebeos. Desde este punto de vista, el rasgo más polémico ha sido siempre el de la elección de las obras o autores. No conozco toda la ingente cantidad de tebeos que se publicaron en aquellos años y tampoco a sus autores o guionistas, por lo que me limito a tratar a cuantos tuve ocasión de conocer.
Fue una lastima que el cuaderno de aventuras de los años cincuenta lo ahogasen entre todos (censura etc.) ¿Puede resurgir? ¿Habrá algún editor con agallas? Hoy traigo una serie que, injustamente, no conoció el éxito que, en mi opinión, debiera haber tenido.
Un trabajo concienzudo
ARIZONA
El dibujo de Armando puede gustar o no, pero no deja indiferente. Quizá sea cierto el que no haya realizado ninguna obra maestra, pero Arizona es un excelente tebeo, aunque su precipitado final le reste algo del valor inicial.
Armando tuvo que bregar con una maldición particular, la de ser siempre considerado un segundón ante la descollante pléyade de brillantes autores coetáneos, acusación especialmente injusta pues si bien es innegable que entre ellos existían similitudes de temática y estilo, también lo es que en ciertos aspectos -el gráfico y el narrativo especialmente- Armando supera a muchos de ellos.
Es hora de una vindicación en toda regla de su obra. Su gran dominio del caballo en movimiento le acredita como uno de los grandes dibujantes de la posguerra española. No estamos ante una obra redonda. Pero tiene cualidades y no pocas. Veamos: Ya conocíamos a Armando dibujante (Jeque Blanco y Mendoza Colt) y aquí no nos defrauda. Mantiene el gusto por los escenarios rigurosamente definidos. Es detallista, sin resultar cargante, con un dibujo narrativo del que podemos decir que consigue plenamente su objetivo: hacer creíble lo que se nos está contando. |
Aunque el guión pueda no ser especialmente profundo o renovador, recorrer las páginas de
Arizona es encontrarse sumergido en aquellas, otrora, populares novelas del oeste donde el dibujo de Armando se adapta como un guante de goma.
Armando explota el atractivo de lo establecido, de las cosas hechas a la vieja usanza y como Dios manda, de las historias contadas con un solo propósito, sin dobleces ni ironías. Su dibujo está completamente al servicio del guión, y todo intento de efectismo es abandonado al servicio del proceso narrativo, parece plenamente consciente de lo que está haciendo y por qué lo está haciendo, y esa convicción insufla vida al tebeo y restaura con efectividad parte del aura mágica que siempre debería desprender cualquier historieta.
En resumen, un trabajo concienzudo que se ve justamente recompensado por el óptimo resultado de la obra.
No es preciso insistir en que circunstancias endémicas se hallaba la historieta española íntimamente relacionadas con el tránsito desde un régimen dictatorial, por lo que respondiendo a las típicas características del cómic español de los años cincuenta, los personajes principales se no muestran asexuados (misóginos)
Armando ha sido uno de esos autores cuya obra no ha sido suficientemente valorada y que debería empezar a conocer una revalorización. Todos los aficionados que conocemos opinan que fue un dibujante excelente
L.Porras
(Dibujos Olalla)
Como siempre la falta de tiempo no me deja hacer lo que deseo, pero tampoco quiero dejar de poner a vuestra disposición esta colaboración. En breve la arreglamos, seguro que este fin de semana.
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