miércoles, 8 de julio de 2009

Pepito Rayo. Juan García Iranzo. Por Manuel López.

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Memorias de mi infancia
" TAL VEZ SEA…"


De pequeño vivía en un modesto barrio de Las Corts. Mis primeros recuerdos vienen de ese lugar. Mi casa, los vecinos, mis primeros amigos de infancia, la primera escuela…. Cuando recuerdo mi época escolar acude a mi mente la imagen de aquellos uniformes escolares a rayas y con el cuello de color azul. La primera escuela que frecuenté fue la de San Ramón Nonato perteneciente a la parroquia de Las Corts en Barcelona. Los recuerdos de aquellos años son confusos. No son recuerdos precisamente felices, allí, en aquel tiempo, todo funcionaba a golpe de regla…. Había unos cuadros en la pared que mostraban al Generalísimo y José Antonio Primo de Rivera, también había un crucifijo.

Claro que, afortunadamente, tenía una compensación. Era entonces, al salir de la escuela, descubría un algo así como estar vivo. Jugaba al fútbol, a las chapas, a las canicas, a la peste muda, etc. Quién no ha llevado los bolsillos rotos de llenarlos de canicas o chapas. También, muy ocasionalmente jugábamos con las niñas: a médicos, a padres y madres, existía una cierta malicia en esos juegos.

Cuando envejecemos nos invade la nostalgia, la mente retrocede y nos trae todos los recuerdos que se han ido marcando en nuestra memoria. Yo, muchas veces, me sentaba en el portal del Siscu, quien no tenia demasiados amigos, ya que debido a una enfermedad no hablaba correctamente y resultaba realmente difícil entenderlo. Allí leí muchos tebeos. Son cosas que quedan, como los olores, el zotal, el petróleo, la naftalina y el estiércol... Porque en mi calle había una vaquería.

Aquellos tebeos que a pesar del tiempo, siempre están presentes dentro de mí. Por todo lo que en ellos aprendí, por tantos momentos pobres pero felices, marcaron indelebles trazos en lo más profundo de mí. O, tal vez, debería expresarlo de este modo... aquellos tebeos reunieron los elementos necesarios para dar rienda suelta a la capacidad de soñar, meditar, contemplar y evadir la realidad y si bien ya me he acostumbrado a estar sin ellos, siempre hay un momento para echarlos de menos. No reniego de haberlos leído, muy al contrario mis sentimientos son de agradecimiento, ya que fueron para mí la base de mi posterior afición a la lectura.

Tal vez sea la nostalgia de los años perdidos lo que me ha llevado a escribir estas líneas hablando de tebeos que cruzan por mi memoria, lejanos tebeos que hasta yo juraría estaban olvidados. Unos tebeos que al acercarme a sus páginas me invade esa sensación milagrosa del dibujo. Unos tebeos que me sumergen en el torbellino de la lectura.

Quizá cuando envejecemos cualquier tiempo pasado nos parece mejor… Pero es que en lo referente a tebeos, los años cuarenta y cincuenta hicieron historia. La Historieta de esos años está plagada de personajes de todo tipo. Los guionistas y dibujantes crearon una infinidad de personajes que llenaron cientos y cientos de páginas

Los tebeos ya no se ven donde antaño. Ya no adornan los kioscos, prendidos con pinzas de tender la ropa, al reclamo del niño ilusionado

No, ya no adornan los Kioscos tebeos como:

Pepito Rayo

En 1946 Juan García Iranzo, empezó a dibujar para la Editorial Toray el que sería uno de sus mayores éxitos: El Capitán Coraje.

Ese mismo año y para la misma editorial, comienza a dibujar, con guiones propios, "Aventuras de Pepito Rayo", una serie de corte humorístico.

Con un ritmo frenético y trepidante, como es habitual en cualquiera de los trabajos del autor, nos narra las aventuras y desventuras de un jovencito científico, casi un niño, quién ha conseguido la desintegración del moniato. (clara referencia a la desintegración del átomo, que recordemos, en 1945 hizo estallar dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki).

Con la desintegración de este tubérculo de fécula azucarada, Pepito consigue una energía superior a la del uranio con la que lanzara al espacio un cohete interplanetario con la que pretende viajar a todos los planetas del universo.

El primer viaje lo realiza a nuestro satélite a cuya llegada descubrirá que los volcanes que se
divisan desde la Tierra son viviendas en alquiler, a lo que nuestro héroe exclamará ¡Ahora comprendo porqué los novios miran a la Luna!, (indudable referencia a la falta de vivienda que existía en aquellos penosos años debidos a la destrucción producida por nuestra Guerra Civil).

En la Luna se producirá el encuentro con Nina, la joven reina selenita que se convertirá en su esposa, con lo que darán comienzo las mil y una peripecias que soportarán durante su viaje de bodas a lo largo y ancho de nuestro sistema solar.

Iranzo nos ofrece en Pepito Rayo, muestra de su destreza para crear mundos y personajes dotados de ese encanto especial que solo está al alcance de muy pocos.

En toda la obra de Iranzo, se encuentran claras referencias al cine, no olvidemos que, junto con otros muchos, realizó un sinfín de cortometrajes de dibujos animados.

Como señala Fernando Bernabón Gil, en el primer número de la colección, si contemplamos detenidamente una de las escenas dibujadas en la portadilla, nos apercibiremos de que, ese cohete que cruza vertiginosamente el éter hacia una Selene con cara de incredulidad y enfado, recuerda al film "Viaje a la Luna", película dirigida y producida por Méliès en 1902. Y es que, los años pasados como realizador de dibujos animados, indudablemente, dejaron huella, huella que siempre encontraremos en su producción, ya sea ésta seria u humorística. Su muy peculiar grafismo es la prueba más evidente.

También podemos encontrar en Pepito Rayo, múltiples referencias argumentales y gráficas, sobre todo en sus obras primerizas, al Flash Gordon de Alex Raymond.

Ya desde el primer número de la colección, se entrevén estas influencias: Pepito, tras alunizar en los desérticos parajes de la Luna, deberá enfrentarse con un enorme dragón que aún que caricaturizado, nos recuerda al que tuvo que enfrentarse el héroe de Alex Raymond a su llegada a Mongo. No son sólo esas las semejanzas, a poco que repasemos las páginas de Pepito Rayo, se nos harán evidentes una y otra vez.

Veamos una pequeña muestra de cuanto decimos:

Los "Hombres-Gallos" (Los Hombres Halcones)

Los "Hombre-Rana" (Los Hombres Peces)

Podríamos citar otras muchas semejanzas, pero ello sería prolijo y pesado.

Pero no sólo de Flash Gordon toma Iranzo ideas y soluciones, de Popeye, el Marino, aprovecha la idea de dotar a su personaje de una fuerza sobrehumana; si en Popeye es debida a la ingestión de una buena ración de espinacas, en Pepito Rayo es el de un compuesto de moniato.

Pepito Rayo y Nina es una serie simpática poseedora de un gran atractivo gráfico, si bien es cierto que los guiones, en los que la acción por la acción se convierte en la máxima que guió la serie, pecan de cierta improvisación y simpleza. Pero no es menos cierto, que su lectura representan momentos de sano divertimento. El hilarante tono que el autor confiere a la serie autoparodiando elementos del cine mudo, de la historieta, de los dibujos animados, es una verdadera gozada.

Iranzo supo dar a sus creaciones un estilo característico que lo identifica como un autor completo, un estilo que incluso cuando pretendía ser realista rozaba la caricatura, una forma de hacer que gustó a los que fuimos niños en los 50 y que sigue gustando a cuantos, hoy, tenemos ocasión de volver leer cualquiera de sus trabajos, trabajos en los que queda patente su gran sentido del humor.

Desde sus inicios en el mundo de la historieta, Iranzo sorprendió por la calidad de su trabajo.

Iranzo maestro indiscutible del humor, por su obra, por haber creado personajes inolvidables, por imprimir un sano sentido del humor en un mundo sórdido, sentando las bases de un modo de dibujar su trabajo se inscribe por derecho propio en la Historia de la buena historieta o narrativa dibujada.

Pero volviendo a Pepito Rayo, como ya se he señalado, la construcción y desarrollo del guión es precisa; montaje y ritmo se subordinan a la fluidez narrativa a la que el dibujo de Iranzo resulta vehículo ideal para sus fines.

Se nos podrá argumentar que la original propuesta que significaba Las Aventuras de Pepito Rayo y Nina en las que, como ya hemos dicho, encontramos, entre otros, hombres-gallo, hombres-martillo, hombres-ametralladora, hombres-rata, hombres-escarabajo, etc.), no tuvo la multitudinaria aceptación que se esperaba y ello llevó a la cancelación de la colección en su número dieciocho, quedando ésta inconclusa.

Sobre el particular, ignoramos las posibles causas de su, para nosotros, prematura cancelación, pero es sabido que no siempre alcanzan la aceptación y popularidad, productos que se elevan sobre la media de lo que ofrece el mercado. Ciertamente, pensamos que esto no se nos podrá rebatir si observamos el montón de colecciones de baja calidad que alcanzaron una gran popularidad y de las que podrían citarse innumerables títulos.

El resultado probablemente no satisfizo las expectativas de unos ni de otros pero la historia tiene varios elementos de interés.

En las aventuras de Pepita Rayo y Nina, nos da la impresión de asistir a una película de dibujos animados, dado que el dibujo posee evidentes reminiscencias del empleado en el cine de animación. No descubrimos nada cuando afirmamos que Iranzo es una historietista que fue creciendo con el paso de los años. El largo camino profesional recorrido desde su debut, vino marcado por una progresiva ampliación en el campo de los recursos gráficos.

Quizá hoy puedan encontrársele criticas adversas, pero es evidente al tiempo que indudable, que la lectura hoy de las Aventuras de Pepito Rayo y Nina, resulta cuando menos entrañable.

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Pepito Rayo es, para nosotros, una inteligente parodia del prototipo de aventuras de ciencia-ficción (más ficción que ciencia) y en la que si prestamos atención a los diálogos, encontraremos más de una referencia a la España de la época (los problemas de la vivienda entre otros muchos) en que están sabiamente armonizados guión y dibujo, formando una historia de buena hechura y de excelente calidad plástica. Por eso, merece la pena echar una ojeada a los inicios de su trayectoria profesional dentro de la historieta, y de qué manera dicha trayectoria le permitió convertirse en el historietista que nos legó obras como Rayo Kit o El Cachorro, por citar sólo dos de sus más celebrados trabajos además de La Familia Pepe.

El acierto de Iranzo reside en que participando del espíritu escapista que rebosan las páginas de clásicos indiscutibles como Flash Gordon, logra igual que éste crear un mundo propio, del que el lector, una vez conocidas las premisas que marcan el proyecto, participa sin ninguna necesidad de forzar su capacidad de suspensión de la realidad

¿Y que decir del modo en el que maneja una premisa en principio tan burda y dada a la humomorada como la que recoge Pepito Rayo en una pequeña perla tan distraída como entrañable?

Ahora, con algunos años de más desde que conociera la obra de este autor, mi opinión sigue siendo la misma, su legado es imperecedero, tendrá siempre cierta actualidad, no pasara de moda, el dibujo de Iranzo es adaptable a cualquier época o tendencia estilística.

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No debe sorprender que su éxito fuera instantáneo, las planchas de Iranzo supusieron un despliegue de desbocada fantasía. La calidad, el ritmo, el ingenio de los guiones de Iranzo hacían funcionar sus historias aún en las situaciones más disparatadas.

Para calibrar en su verdadera medida la talla excepcional de Juan García Iranzo hay que tener en cuenta el medio en el que trabajo: el cómic de posguerra.

Pero no es ninguna de las razones mencionadas lo que nos trae aquí este tebeo, lo reseñable para nosotros en estos momentos de este Pepito Rayo es que en su interior podemos encontrar lo que a la postre ha sido una de sus obras más originales.

Uno de los mayores goces deparados por la lectura de esta serie, además de la brillantez del trabajo de Iranzo en lo que no es sino un mero divertimento, es el respeto a la inteligencia del lector.

Se ha perdido una forma de narrar, de hacer tebeos entretenidos, ¿cuantos de los denotados tebeos de antes serían capaces de enganchar a un publico juvenil?. Pienso que muchas de aquellos tebeos de humor, de un inteligente y desenfadado humor, podrían competir hoy con cuanto se viene publicando en el campo del tebeo juvenil.

Es curioso que hoy que el manga domina el cine de animación, nadie, en esta nuestra piel de toro, haya reparado en el enorme potencial de una serie como Pepito Rayo para llevarla a este medio, probablemente de ser una serie realiza en la actualidad tendríamos la fortuna de gozar de una serie de dibujos animados muy nuestra. ¿Acaso éstos matices no están presentes en su estilo? Unos dibujos directos, sin trampa ni cartón.

Pepito Rayo, son páginas en las que el talento de Iranzo fluye de forma tan natural como en el resto de sus trabajos. Sin duda, podría constituir un gran epitafio para la carrera de uno de los mayores talentos lamentablemente desaparecidos, en la década recién concluida.

En resumen: La lectura de titulo de la colección es un auténtico regalo, tanto a nivel de lectura como a nivel visual.

El haber podido hablar de una de las obras de este gran autor (Iranzo fue uno de los pocos dibujantes en crear un estilo propio) ha sido un honor, un autentico placer, por su simpatía, por su socarrona forma de ver las cosas y, sobre todo, por la humildad que siempre derrocho. A lo largo de mis años de aficionado a la historieta he podido comprobar que casi todos los grandes, los verdaderos artistas, los maestros de cualquier nacionalidad, son gente llana y afable. Sólo los pequeños, los inseguros y mediocres son pedantes y altaneros. También en eso Iranzo demostró ser de los grandes.

M. López.


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01 Aventuras de Pepito Rayo en la Luna
02 Una "Corrida" en la Luna
03Viaje al planeta Marte
04 Presos en el mar de Marte
05 El desierto de Marte
06 Bajo el suelo de Marte
07 Lucha a muerte
08 ¡Enterrados vivos!
09 La reconquista del aereocohete
10 Los Hombres-Ametralladoras
11 La selva misteriosa
12 El Gorila volador
13 La nube diabólica
14 El Bólido
15 Lucha de titanes
16 La reina de Júpiter
17 El duelo con los Goris
18 Júpiter contra Saturno
Nota: El nº 19, ¡Prisioneros!, no se llegó a publicar.
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